
Una dama de calidad se enamoró con tanto frenesí de un tal señor Dodd, predicador puritano, que rogó a su marido que le permitiera usar de la cama para procrear un ángel o un santo; pero, concedida la venia, el parto fue normal.
Ben Ionsiana, Drummond (1618).
2 comentarios:
¡pobre dama!
ya veo que lo del tema agujas va en serio...¡qué bien!
besitos
que bien mañana desayuno!! no se si con diamantes , pero con mucho
arte si , porque nosotras lo valemos
besos
deberia comentar algo de la entrada del blog ,,, no se
me copio de marga que no estoy pa pensar no
!pobre dama!
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