jueves, 17 de enero de 2008

El verdugo

Cuenta la historia que había una vez un verdugo llamado Wang Lun, que vivía en el reino del segundo emperador de la dinastía Ming. Era famoso por su habilidad y rapidez al decapitar a sus víctimas, pero toda su vida había tenido la secreta aspiración jamás realizada todavía: cortar tan rápidamente el cuello de una persona que la cabeza quedara sobre el cuello, posada sobre él. Practicó y practicó y finalmente, en su año sesenta y seis, realizó su ambición.
Era un atareado día de ejecuciones y él despachaba a cada hombre con graciosa velocidad; las cabezas rodaban en el polvo. Llegó el duodécimo hombre, empezó a subir al patíbulo y Wang Lun con un golpe de espada, lo decapitó con tal celeridad que la víctima continuó subiendo. Cuando llegó arriba, se dirigió airadamente al vedugo:
- ¿Por qué prolongas mi agonía? -le preguntó-. ¡Habías sido tan misericordiosamente rápido con los otros!
Fue el gran momento de Wang Lun; había coronado el trabajo de toda su vida. En su rostro apareció una serena sonrisa, se volvió hacia su víctima y le dijo:
-Tenga la bondad de inclinar la cabeza, por favor.
A.Koestler.

3 comentarios:

Unknown dijo...

el wang lung llego a la perfeccion
,,,pero ,,, no se yo
mucha filosofia estos chinos

Anónimo dijo...

¿Hay algo que nos quieras decir abiertamente?
Me estás asustando... El sábado si eso me cuentas.

Blanca Lila dijo...

Me alegra que te hayan gustado.
¿Lo de alea jacta est lo dices por algo en concreto? Me estoy empezando a acomplejar, con éste de hoy ya van dos posts tuyos que no pillo, creo que la barriga está chupándome toda la sangre del cerebro, muamua
P.D Por cierto, ¿te dije que aprobé el examen de coche? Ya tengo mi carné y mi L, todavía no me lo creo... no se puede tener más potra...