jueves, 9 de agosto de 2007

La hora de la estrella

Estoy calentando el cuerpo para empezar, restregándome las manos una con otra para tener ánimo. Ahora he recordado que hubo un tiempo en que, para calentarme el espíritu, rezaba: el movimiento es espíritu. Lo de rezar era un medio de llegar hasta mí en silencio y oculto a todos. Cuando rezaba obtenía un resto de alma; y ese resto es todo lo que yo jamás pueda tener. Más de eso, nada. Pero el vacío tiene el valor de lo pleno y se asemeja a ello. Un medio de obtener es no buscar, un medio de tener es no pedir y sólo creer que el silencio que forjo en mí es respuesta a mi..., a mi misterio. Sin decir que de niño me crié en el Noreste.

La hora de la estrella, Clarice Lispector.

4 comentarios:

margarida dijo...

¡¡¡no me lo puedo creer!!! y yo que pensaba que me mandarias a freir espárragos...
que bien!!!!!!
un beso primor

Unknown dijo...

Qué cutres que sois las dos!!

margarida dijo...

anda nena que a ti te falta bien poquito, de momento ya te has registrado..jijijiji!! pasátelo bien por Granada, haz muuuchas fotos y así las podrás poner en tu blog!

Sheba dijo...

Linda manera de empezar, laia, una más que cae!
Pues sií, parece ser que esto es como los celulares hace unos años: por más que uno se resiste a la vorágine de myspaces, blogs, fotologs, hi5 y demás, a la hora de la hora nos da por reclamar para nosotros un cachito del vacío este de la red. Por aquí me tendrás, como buena blogadicta que me he vuelto. Un beso.