sábado, 27 de octubre de 2007

El chico robot


Eran gente común los señores Bastida.
Un feliz matrimonio de reposada vida.
Una tarde les dieron una noticia espléndida
que dio al señor Bastida una alegría obstétrica:
ella sería mamá... ¡ Y él iba a ser papá!
Pero algo raro había. Algo andaba muy mal.
No era humano el bebé que una tarde nació.
No era un bebé-bebé, que era un bebé-robot.
No estaba - ni de lejos- como para comérselo.
Tenía hecha la cabeza de material eléctrico.
No era tibio ni tierno ni cubierto de piel.
Era pura hojalata, aluminio y oropel.
Se quedaba tumbado con los ojos abiertos,
muy quieto y muy callado, y ni vivo ni muerto.
Pues a decir verdad sólo cobraba cierto
ánimo, cierto aliento y aspecto saludable
si se enchufaba a la pared con un largo cable.
Don Bastida, enojado, le reclamó al doctor:
"¿Qué le ha hecho a mi niño?. ¡Dígame, por favor!
No es de carne ni hueso ni tiene corazón.
¡Lámina de aluminio! ¡Una simple aleación!"
Dijo el doctor:"Lo que ahora mi boca le dirá
le podrá parecer sin duda un gran descaro,
pero aún así yo debo decirle la verdad:
y es que, señor, usted no puede ser el padre
de este niño ( quizá niña) tan, tan, tan raro.
Nos falta aún poner dos, tres o cuatro sondas
en las venas y arterias de la sufrida madre,
pero el papá es un horno...horno microondas"
La meláncolica muerte de Chico Ostra, Tim Burton.

2 comentarios:

Sheba dijo...

...Y por eso es que en casa hemos elegido tener sólo el horno eléctrico. Atención, Laia, que la segunda parte del cuento puede que atribuya la paterinidad al WiFi

margarida dijo...

tanta tecnología no puede ser buena...